INMIGRACIÓN Y ESTRÉS

INMIGRACIÓN Y ESTRÉS



La persona que por una o varias circunstancias se ve obligada a cambiar su lugar de residencia habitual, recibe el nombre de migrante. Si este fenómeno es observado desde el país de origen, es llamado emigración, mientras que desde la perspectiva del país de acogida o destino, la denominación que recibe es la de inmigración.

Poco importa la terminología.

La atención debe centrarse en el qué es lo que la persona siente, cuáles son sus vivencias, sus emociones, sus pensamientos… y en base a ello, adoptar estrategias para facilitar la adaptación al nuevo país o incluso continente.

Esta migración se puede deber a diversas causas. Entre las más frecuentes, solemos encontrar motivos sentimentales o de reunificación familiar, dificultades económicas e incluso razones de violencia o inseguridad en su país.

Pese a que en un principio la persona que migra suele estar ilusionada creyendo que va a encontrarse con un entorno próspero, suele verse expuesta a nuevas situaciones difíciles que inexorablemente deberá confrontar. Muchas veces aumenta la susceptibilidad a contextos nuevos (en los que precisamente la persona ha de desarrollar habilidades de afrontamiento) y el mero hecho de exponerse a éstos (p.ej. el aprendizaje de un nuevo idioma) las sitúa en riesgo de padecer los síntomas del famoso estrés. Este proceso explica que a veces se tienda a evitar estas situaciones nuevas y que requieren un gran esfuerzo, pero con ello sólo se conseguirá perpetuar la mencionada susceptibilidad (continuará el temor a nuevos contextos) con su consecuente aislamiento social.

En numerosas ocasiones se hace verdaderamente difícil cambiar el entorno y los contextos generadores de estrés y nervios, si bien es posible incidir sobre la capacidad de afrontamiento en las propias personas, en forma de cambio de pensamientos y adquisición de habilidades instrumentales (aprender el idioma, por ejemplo).

El abordaje de la problemática asociada al estrés ha de tener carácter preventivo. Las posibles acciones a emprender se resumen en:

- Prevención primaria: todas aquellas que se llevan a cabo para evitar que aparezcan los síntomas del trastorno en cuestión.
- Prevención secundaria: una vez que ya han aparecido los síntomas, acometer aquéllas que frenarán su desarrollo y eventual cronificación.

Sin embargo, conocer qué es el estrés supone una ayuda a identificarlo y afrontarlo con mayores garantías.

Por una parte, están las recomendaciones que constituyen la parte de prevención primaria. Éstas son:

· Aprendizaje del idioma
· Adaptación a las costumbres
· Generación de una red social

Y, por otra parte, las que conforman la parte de prevención secundaria, de acuerdo con los componentes de la técnica de inoculación del estrés de Meichenbaum:

· Relajación muscular progresiva de Jacobson
· Respiración controlada
· Parada de pensamiento
· Autoinstrucciones